17 ene 2010

Un Testimonio Sincero

Un día cualquiera, de cualquier mes, de cualquier año, uno se aplatana en su sillón, cansado de la rutina diaría, y pone la televisión esperando encontrar algo interesante que nos evada de la realidad.
Cuando uno por fín cosigue hacer su hueco en el sofá y encuentra la postura adecuada, nos aproximamos a coger el báculo del poder: el mando a distancia. En ese momento parece como si todo sucediera a cámara lenta. Se extiende el brazo y se alargan los dedos de la mano en un gesto de "ya es mío" cuando aparece tu hermano o padre lanzado hacia el objeto mientras tu dices un extenso "noooooooooooo", y si tienes un poco de suerte, logras hacerte con el control de la situación tras unas discusiones tipicas como la de hoy me toca a mí, el mando no es tuyo es de todos, etc, etc.

Encendemos la televisión y tenemos una amplia gama de programas donde elegir. La teletienda, que nos recuerda lo bajitos o gordos que estamos, Gran Hermano que nos enseña como ganar dinero fácil a través del morbo televisivo o los documentales de las 2 que tanto nos invitan a la ensoñación con esa voz grave de fondo, que parece el encantador de serpientes con la flauta y tú dejandote llevar por la medolía.

Entre tanto zapping optamos por las noticias. No es lo que esperamos para entretenernos pero al menos no aparece ninguna mujer luciendo encantos y diciéndonos que encontremos la palabra oculta.

A veces puede incluso que lleguemos a sorprendernos con la claridad de muchas noticias. En la que se expone a continuación no hay más verdad que la que nos cuenta este pequeño galleguiño de cómo descubrió un incendio.



Si cualquiera de nosotros hubieramos estado en la misma situación, seguro que ya se nos hubiera ocurrido algo distinto que contar, porque más divertido y realista imposible. Un aplauso a la sinceridad de los más pequeños ¿qué sería del mundo sin ellos?

J.Hita

0 comentarios:

Publicar un comentario