Los años son sus compañeros de viaje y las arrugas, los numerosos pliegues en su piel que se han formado tras los miles de guiños y sonrisas regalados. Su mejor virtud: la alegría y las ganas de vivir; son, nuestros mayores. Setenta, ochenta años...la edad no paraliza a estas personas plagadas de entusiasmo por intentar poner freno a la cuesta abajo. El deporte y en general, cualquier actividad que suponga una revitalización física es una de las opciones más elegidas. Circuitos motores, talleres de sevillanas y yoga, o cualquier actividad que les haga sentirse bien y relacionarse con el resto.
Ejercicios de coordinación, equilibrio, estabilidad, mantenimiento y relajación no solo les ayuda para su bienestar físico sino que a demás les ayuda a sentirse mejor con ellos mismos y con su entorno.
Trabajar con estas personas es una delicia, pues son personas con muchas ganas de aprender y muy agradecidas. Además muy guasonas y un tanto bromistas como nos muestra Alfredo, el monitor deportivo del grupo que hemos visto en el video, con su anécdota sobre su primer día de trabajo con los mayores:
Personas que no se rinden y que a pesar de sus edades, no encuentran un obstáculo para pensar que es hora de quedarse quietos. ¡No! Es hora de ser fuertes y de tirar para adelante, despacito pero con buena letra, y que mejor ejemplo que ellos, nuestros mayores.
J. Hita
1 comentarios:
Graciosa la anecdota sobre la señora!! xD
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