17 feb 2010

Crisis: Al mal tiempo buena cara








La crisis económica, nuestra tortura diaria desde hace un tiempo, no debemos sentirla como algo horrible e insuperable, ¿porqué no le damos la vuelta a la tortilla y tratamos de buscar la parte positiva de esta situación?.

No todo está acabado, aún podemos ver el mundo desde otra dimensión, más esperanzadora y sobre todo mucho más divertida. Por qué resignarnos a perder la sonrisa. Existen muchas claves para afrontar el mundo trágico que nos rodea, son importantes especialemente porque nos pueden ayudar a luchar contra las adversidades.

Podemos empezar por hacer chistes sobre esta realidad. Fue una idea que propició la cadena BBC News, motivando a sus espectadores a que enviasen toda clase de chistes sobre la crisis, y lo consiguió porque los telespectadores secundaron la propuesta y recibieron miles de chistes;

Uno encuentra a un conocido banquero en el tren y le dice:
- Veo que a pesar de la crisis viajas aún en 1º clase.
- Mis acreedores van en 2ª clase y me los encontraría.


Dijo un inversor: - Esta crisis es peor que el divorcio...
- Por qué? -le preguntó un amigo
- Porque ya perdí el 50% de mi patrimonio y mi esposa todavía está en casa...

En época de crisis económica ¿cómo de define un optimista? El banquero que el día domingo plancha 5 camisas.

Un hombre que perdió toda su fortuna por la crisis consulta con su abogado
- ¿Dígame, cómo saldo mis deudas?
- ¡ Simple mi amigo, cree un Banco!


- Papá, papá, ¿qué es la crisis?
- La crisis es cuando te gustan el champán y las mujeres pero sólo te queda gaseosa y tu esposa.



Para los que aún no confían en que ver el mundo desde otra óptica, una más traslúcida, les puede ayudar a superar los problemas. Deben recordar que no todo está perdido, sim

pre la vida nos da un vuelco y nos permite avistar luz al final del camino. El famoso tópico español de que la esperanza es lo útlimo que se pierde, debe ser un hecho. Y es fundamental que traten de pensar en algo que no comience con la palabra crisis. Porque puede que estén obsesionados.

Están obsesionados cuando...

  • Se niegan rotundamente a tirar la basura porque no pueden soportar la idea de que la bolsa baje.
  • Evitan los parques descuidados para no ver los bancos rotos.
  • Sus héroes son Stallone, Van Damme y Chuck Norris, porque, al menos, en sus películas la acción siempre crece.
  • No le dejan propina al camarero y culpan al mercado interbancario.
  • Dejan de creer a sus amigos, no soportan la idea de darles crédito.
  • Empiezan a jugar a la Primitiva para ahorrarse el IVA.
  • Se han vuelto a apuntar al gimnasio para estar rodeados de activos. Además, han elegido uno con piscina para ganar liquidez. Sin embargo, de vez en cuando, deciden no dar palo al agua: de esta forma, practican el apalancamiento.
  • Apartan las eses de tu sopa de letras para transformarlas en una OPA y como no saben que hacer con las eses sobrantes, barajan la idea de devolver letras.
  • Se quedan embobados viendo al presidente del Congreso mientras escuchan U2. Todo sea por el bono.
  • Les cambian las mochilas del colegio a sus hijos y las sustituyen por carteras más eficientes.
  • Su hermana, que vive en Inglaterra, se rompe una pierna y usted se alegra de que se haga broker.
  • Por las noches, pide a su señora realizar una fusión plena. Si le da una negativa, le sugiere un intercambio de activos.
  • Sufren lapsus en la biblioteca y pide un Libor.
  • Su amigo Riesgo le pregunta una y otra vez por qué ha dejado de saludar a su prima.
  • Exige a una enfermera madrileña que le ponga la vacuna de la gripe, porque con la que está cayendo siempre es mejor recibir una inyección de capital.
  • Si viajan, van a hostales y piden la habitación interior. Se sienten a gusto en los fondos de pensiones.


Esta es sólo una propuesta, está en su mano si siguen el consejo o prefieren mantenerse en su postura catastrofista. Pero deben recordar que si al mal tiempo no le podemos buena cara, nuestra visión puede que quede distorsionada por una epidemia muy común, el terror a la crisis económica.

E. Corral

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