17 feb 2010

Crisis: con "C" de consumismo

Parece mentira que aún en tiempos de crisis, el consumismo se encuentre a la orden del día. Los españoles miran por su bolsillo según sus prioridades, donde los caprichos se reducen pero continúan presentes en la economía personal.

Utilizando intentos burdos como por ejemplo: ¡para que dejar de fumar! que sería lo más rentable, ya si eso, en vez de comprar Ducados compro Palmat, que sale más barato.
La cuestión está en la amortización de los caprichos. Otros se adolecen de los sueldos y la mala situación laboral, pero no escatiman tiempo para acercarse a la agencia de viajes y preguntar por un buen destino. Es una cuestión de apretarse el cinturón, que a imagen actual, viene muy bien para adelgazar. Ya se recuperarán esos kilitos de ot
ra forma, como con las tapitas del bar de los viernes, o con las copas nocturnas de unas vacaciones en Benidorm, si sí, porque en Gandía sale muy caro.
Un pozo sin fondo. Un saco roto que llenar, con el último céntimo que se encuentra en el bolsillo. Ayudas públicas y cobro de un paro que se derrite y desaparece de la misma forma que ha entrado en forma de drogas y antidepresivos, porque no todo es tan bonito como se pinta.



Pero donde mejor se ve la relación entre la crisis y el consumismo es en las distintas clases sociales, donde aunque algunos se empeñen en no verlo, siguen presentes en nuestra querida sociedad democrática.

Los más pudientes seguirán teniendo y seguirán consumiendo. ¿Crisis? Es una palabra que no entra en su vocabulario, aunque triste es que efectivamente se hallan visto afectados psicológicamente por no verse adaptados al cambio, un giro minúsculo en la economía de un pudiente, llegando incluso a crear asociaciones donde pueden superar esta situación tan dramática para ellos, por supuesto, la mayoría son desconocidas o anónimas. Una de las soluciones ha sido la creación de mercadillos de lujo como fuente de ingresos y de adquisición de artículos como barcos y joyería a precios más asequibles. Menos mal, que la entrada es baratita y solo cuesta unos 200 €. (Ver Documental)


Esta es la realidad. Algunos de forma más radical, lo han visto como un fundamento claro de la crisis. Un trasfondo que como si de una adicción se tratase y corroborando el dicho de cuanto más se tiene más se quiere, se llegan a situaciones tan burdas como estas. Resulta difícil imaginarse a todas las familias que se han quedado en el paro, como reaccionarían si vieran esta situación. Para que luego digan , que la locura no es un adjetivo propio de la calificación humana.


J. Hita

0 comentarios:

Publicar un comentario