7 feb 2010

Ríete del Miedo

Hoy, toca hablar de terror.



Si, si, eso que nos da a todos tanto respeto pero que siempre acabamos por probar. Las tramas de las películas de miedo son bien sencillas y se asemejan bastante al comportamiento que tenemos frente a una película de este tipo. Por mucho que sepamos que no debemos hacerlo, que sabemos que luego lo vamos a pasar mal, ahí vas tú como un tonto y la ves. Pues los protagonistas igual, por mucho que sepan que detrás de la puerta esta, llamemoslo X, allí que van derechitos.


Lo prohibido nos llama, o esa es la única explicación razonable. Ver una película de miedo, es como ver una película de risa desde fuera, al final analizas los hechos y no te queda otra que reírte de tií mismo. Coges tu bol de palomitas, que acabas por dejar en el suelo o pasar, porque no hay nada mejor que tener las manos libres para hacer aspavientos o peñizcar y espachurrar al que tengas al lado.


Luego cada vez que la música sube de tono, uno entorna los ojos o los cierra, y digo yo, entonces

¿para que ves la película? ¿si al final no la ves? Luego, así pasa, que terminas de verla y te preguntan, ¿te acuerdas de esa escena en la que llega la cosa esa y ¡¡¡buah!!!?? Y tu, pues no eso no ha debido de salir porque yo no lo he visto…claro que, undido en tu asiento con cara de estreñido poco se puede ver.


Lo mejor llega después cuando uno tiene que volver solo a su casa y se encuentra con que se le hacen desde que entra en el portal hasta que sube a casa los 2 minutos más largos de su vida: que si se apaga la luz, que si oigo ruidos…uyssss y el ascensor que se va a quedar parado y ya verás…¡eso si que es una auténtica película mental!


Luego llega uno a casa, que parece una mosca moviedo la cabeza y los ojos por todas partes porque el misterio puede hallarse detrás de cualquier puerta o dentro de cualquier cajón. Se mete uno en la cama y empiezas a oir un traquetreo constante…pero, ¡si eres tu mismo con el tembleque que te ha dado!


Si en el fondo es cuestión de psicología. Analizando las películas y los distintos fenómenos de cada una de ellas nos podemos dar cuenta de lo absurdas que son. Las hay de distintos tipos. Están las de los asesinos en serie, vengativos, tipo Scream con su cuchillito, que si han hecho hasta una paradoia de la película por algo será (Scary Movie).



Luego están las sádicas y sangrientas como la saga de Saw, en la que tines que tener un gran estómago sino quieres parecerte a una vaca regurgitando las palomitas.



Con las de espíritus ya hay que tener algo más de respeto. Sobretodo cuando ponen esa voz de camionero enfadado y se doblan como los contorsionistas de un circo. Y para terminar tenemos las de marcianitos, que uno ya no sabe que versión creerse, si la de la invasión o la de ET (si quieres saber como ET logró su cuello largo pincha aquí).


Sea por lo que sea, es un género que no se pierde y como dice el dicho, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y yo creo que en estos casos, tropieza una y otra vez.



J. Hita


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