18 mar 2010

Los cuernos de la vejez

Zhang Ruifang, una mujer china de 101 años, no es objeto de espectación por su extendida edad, sino por la protuberancia que le ha crecido en la frente.





Los que prefieren pensar en religiones y hechicería, ven a esta pobre mujer como una bruja y enviada del diablo.
En realidad, se trata de un cuerno de 6 centímetros que según los médicos, está compuesto por queratina, y ha sido consecuencia de un tumor benigno que presentaba la anciana. Al parecer, este tipo de secuelas en personas de tan avanzada edad puede llegar a ser posible.

La leyenda continía extendiéndose. En el lado opuesto de la frente le ha aparecido una marca inicial, que se asemeja a un lunar grande, y que ha sido la excusa perfecta para maldecir a la mujer con que dentro de poco, tendrá otro cuerno igual y será la mismísima hija del diablo.
La anciana hace caso omiso a estas conjuras y realiza su vida cotidiana de forma tranquila.


Pero este no es el úncio caso que se ha encontrado. Anteriormente se han recogido otros tres, que comparten las características de la genética china y la edad longeva. Son:


La primera se trata de Granny Zhao , una mujer china de 95 años de edad, que presenta un cuerno en la frente de 13 centímetros.

En segundo es Zhong Nan, un hombre chino de 98 con un cuerno de entre 5 y 6 centímetros. La particularidad es la zona de crecimiento: la coronilla.

El tercero es Zheng Zou, un hombre chino de 88 años con un cuerno de entre 5 y 6 centímetros. Su forma se asemeja más al de un cabritillo.

La explicación científica en estos casos es la transmisión de un gen que contiene esta particularidad y que se desarrolla en las personas de edades prácticamente inalcanzables y con rasgos chinos. Aunque en estas experiencias los médicos han intentado cortárselos, les han crecido de nuevo. A demás han mostrado que no resultan perjudiciales y optan finalmente por convivir con ellos.

El verdadero enigma sigue sin quedar resuleto puesto que ninguno de los cuatro casos ha tenido el mismo origen y la ciencia aún no ha podido aclarar los misterios de la evolución humana. Quizá solo sean los achaques de la edad, que no perdonan a nadie ...


J. Hita

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