2 mar 2010

Abre tu mente: Pasarela Cibeles

Tan solo tres palabras: Madrid Fashion Week, y 6 días de pasarelas interminables donde el maquillaje, el vestuario, las modelos y los diseñadores tiene una cita con los que admiran el arte de la moda, si es que realmente, se le pude llamar así.

Las colecciones han mostrado desde su lado más clásico y sencilo, hasta el más original y estrambótico. ¿Quién se atreve a lucir uno de estos modelitos? Quién tenga dinero y ganas de hacer el rídiculo.

Cada año cibeles pone un toque diferente a sus desfiles. Este año, el espéctaculo se centra en la música en directo que ofrecieron muchos de los diseñadores y que fue el azucarillo del café amargo de la moda.

La humorista Anabel Alonso lo deja bien claro en su monólo sobre las "tendencias de moda"




Las mujeres somos víctimas de un complot urdido por mentes perversas que se reúnen en un lugar secreto y decíden lo que ellos llaman "tendencias de moda". ¿Quienes son? ¿Cómo lo hacen?
Yo me imagino que llega Paco Rabanne y dice:
-"Veo, veo, que este año se va a llevar el azul petróleo".
Y saltan a duo Victorio y Lucchino:
- "Eso, eso. Y los jerséis sin mangas, pero de cuello alto. ¡Y que se jodan!".

Y ¡date por jodida! Porque la moda no es una industria. ¡Es una secta!
¿Ustedes saben lo que son las fashion víctim? Son las mujeres que han caído en sus redes y ya no pueden escapar. Esas que cuando se acercan a un escaparate, oyen voces en su cabeza: "El poder de la moda te obliga", "el poder de Dios te gobierna".

Realmente, yo me di cuenta del poder que tiene esta secta cuando intenté comprarme un vestido rojo. Parece fácil, ¿verdad? Un vestido rojo. Pues no. ¡ Porque las tiendas están en el ajo ! Son las representantes de Dior en la tierra.

Y, claro, llego yo, y le digo a la dependienta:
-Buscaba un vestido rojo.
-¿Rojo? Este año no viene nada en rojo. Este año viene el azul petróleo.
-¿Y eso rojo de ahí?
-Eso es la funda del extintor, pero si quieres te la saco.

Así es como empiezan las sectas: ¡anulando tu voluntad! Porque, de repente,me veo diciendo:
-Vale, sácame uno azul petróleo de la 38.
Y, en ese momento, la dependienta me mira como se mira un Seat Panda desde un todoterreno:
-¿La 38? Tú estarás entre la 40 y la 42.

Claro, yo la miré a ella como diciendo: "Y tu estarás entre gilipollas y tonta del culo" Pero le dije:
-Perdona, yo soy una 38.
-No, si ya. Pero es que este año viene la 38 ceñida, ¿sabes?

Y es que ese es el segundo paso de la estrategia de la secta. Minarte la autoestima para poder dominarte mejor. Ahí, yo dije:
-Con esto no me pillan. ¡Yo me pruebo la 38 aunque me la tenga que meter a rosca! Y, claro, te miras al espejo y lo que ves es... ¡una morcilla!.
Eso sí, una morcilla...azul petróleo.

Y digo yo: si en todo el mundo un metro es un metro y un kilo es un kilo, ¿por qué la talla 38 no es siempre la talla 38? Tú vas al Carrefour y la talla 38 se la puede poner King África y, sin embargo, te vas a Versace y la 38 no se la pone ni Melody.

Total, que hice lo que hacemos todas: llevármelo. Si, porque pensé lo que pensamos todas: "Así me obligo a adelgazar". "¡Me obligo a adelgazar!"
¿Seremos idiotas? A las dos semanas te estas obligando a regalárselo a tu sobrina.
Es como comprarte unos zapatos del 34 para obligarte a que te encoja el pie. Pero es que ese es otro de los síntomas de que estás entrando en la secta: someterte voluntariamente al sufrimiento físico.

Aunque, a veces, cuando todavía no estás abducida del todo, consigues tener un momento de lucidez y decir: "No, no me lo llevo". Y, entonces, esa enviada del mal que es la dependienta te dice la frase definitiva:
-Llévatelo, no seas boba, ¡que lo puedes devolver!
!Y lo compramos! Como lo puedes devolver. Eso es como comerte un trozo de moqueta: como lo puedes devolver.

Así que volví a casa con mi vestido azul petróleo de la 38. Me lo pongo y le pregunto a mi marido:
-¿Cómo me queda?
-Pequeño.
-¿Sí? ¿Me marca mucho?
-Te va a hacer llagas.

Ahí me dije: "Anabel, contente. Esta es otra prueba. La secta de la moda quiere que rompas lazos con tu entorno". "¡No, no van a poder conmigo!". Me lancé a la calle y no paré hasta que encontré el único vestido rojo que quedaba en toda la ciudad. Cuando lo vi, dije: " ¡Me lo compro! ¡Que le den a Paco Rabanne. Y que Victorio le de a Lucchino!"

Y salí de la tienda triunfante, con mi vestido rojo. Pero la alegría me duró dos escaparates.
Es algo que nos pasa a todas las mujeres. De repente, se te viene el mundo encima:
-"Coño, ¿y qué hago yo con un vestido rojo, si este año lo que se lleva es el azul petróleo?"

Oye, que no pude pegar ojo en toda la noche. Tuve hasta pesadillas.
Estaba yo en una misa negra, atada de pies y manos, y los grandes gurús de la moda, rodeándome y diciendome como en Poltergeist:
- "Anabeelllll. Veeen hacia el mundo del glamouuuuur."
Total, que me desperté, empapada en sudor y dije: "!Vale, está bien! !Me rindo!" Me unté entera con vaselina para que me entrara el traje, y me presenté en la boda de mi amiga Jessi, vestida de azul petróleo.

Cuando llegué a la iglesia me encontré con que íbamos todas iguales... Allí había más azul petróleo que en una playa del golfo Pérsico. Ahí te das cuenta de que te han captado, has entrado en la secta, y a partir de ese momento:
- honrarás a Victorio y a Lucchino
- no nombrarás a Chanel en vano
- amarás a Dior sobre todas las cosas.




J. Hita

0 comentarios:

Publicar un comentario